A veces, la vida duele….que el dolor no sea una marca en tu vida.

Hace un tiempo escribí esto, me pasó nadando en Acapulco… este fin de semana, volví a nadar en este lugar y solamente disfruté…. así es esto, aveces nadar duele, a veces la vida duele pero en general me fascina nadar y aunque a veces la vida duela, la disfruto y miro al cielo y al ver el sol, sonrío…

¡Ay qué dolor! Me duele, es una punzada de dolor que me impide respirar y esta vez, fue en la cara, en la mejilla derecha y parte del ojo, me duele y me lastima… me estoy ahogando en dolor ….ya van varios pero este ha sido el más fuerte y ahora si, ya no aguanto más y solo dejo correr las lárgimas y así empieza un llanto que traigo atorado desde el primer impacto ¡Cómo duele! Después de los primeros segundos de dolor, empieza a arderme la cara y siento la inflamación, incluso a pesar de las lágrimas, siento que se me está cerrando un ojo… ya son varios pero, ¿por qué en la cara? Me duele tanto ….

Normalmente, el dolor ahoga. Hoy, llevo tantos impactos de dolor que siento que el mismo dolor empieza a anestesiar mi cuerpo, algunos ya no los siento, otros apenas alcanzo a ver la marca roja que han dejado en mi piel y sin embargo el de la cara fue certero me duele y me arde al mismo tiempo y el ojo ya casi no lo puedo mantener abierto…

Trato de tomar aire, de respirar profundo de concentrar mi atención para seguir adelante pero me duele y volteo a ver el cielo como para encontrar un consuelo un rayo de sol que me acaricie la piel y el dolor se detenga y al levantar mi cabeza, ¡lo veo!, el cielo azul con el sol brillando en todo su esplendor y me detengo y cierro lo ojos y así me quiero quedar.

Pasan unos segundos y al abrir los ojos, vuelvo a ver el cielo y en medio de ese profundo dolor sonrío… apenas una sonrisa parece una mueca porque mi cara hinchada siente dolor al sonreír, pero de todas maneras sonrío ….

Mi mente, tan racional como siempre no entiende cómo puedo sonreír con tanto dolor, pero mi sonrisa sale de mi alma y conlleva todo el amor que tengo, todo el amor que soy, todo el amor que quiero compartir y entonces aún así, en medio del dolor, la sonrisa es más marcada y aunque me duele sonrío y no puedo dejar de hacerlo y solo le pido a Dios que ni uno más, al menos por ahora, y sin embargo pienso y concluyo que ojalá todos los dolores de mi vida hubieran sido provocados por estos impactos, por los que me han tenido llorando desde hace ya varios minutos, ¡por picaduras de aguamala!

Estoy en un lugar maravilloso, y sí, muchas aguamalas me han picado pero no me importa, no cualquier persona tiene el privilegio de poder nadar en el mar y salir del agua marcada, no por los piquetes de aguamalas, sino por una marca de agua que en realidad es una marca de amor, ¡una marca de vida!

El agua ha dejado muchas marcas en mi vida. Hoy mi cuerpo está marcado por el agua, marcas de sol, rozaduras del traje de baño, heridas que nunca cicatrizan por el agua, marcas de cloro, de golpes en el carril de la alberca, caídas del banco de salida, piquetes de aguamalas, ronchas de pulgas de mar, raspadas de arena, golpes contra rocas, en fin, tantas marcas que pareciera que mi cuerpo está tatuado; cada peca, cada cicatriz, cada rasguño, cada arruga, cada huella de piquetes y rozaduras tiene su historia y sin embargo, ninguna de estas marcas puede compararse a la marca más grande que tengo, es la marca que el agua ha dejado en mi corazón…

Disfrutando la vida... ¡nadando!
Disfrutando la vida… ¡nadando!