Días Azules, un libro salpicado de lágrimas y sonrisas
Hace 8 años, nadé el Canal de la Mancha, el 12 de agosto del 2011, una aventura que me llevó a reconocerme y encontrar aquello que me hace seguir adelante, seguir dando brazadas en el agua para lograr mis metas y no darme por vencida.
Cuando llevaba 9 horas nadando, mi mente explotaba, cada brazada me costaba más trabajo que la anterior y era como estar nadando en una pesadilla, en un túnel sin fin, por más esfuerzo que hacía, no avanzaba; el viento que había incrementado las últimas horas, generaba olas que no me daban tregua y me revolcaban, tenía mucho frío, y desde el punto en el que estaba, en algún lugar del Atlántico entre Inglaterra y Francia, no veía tierra, y mi cabeza a punto de explotar hasta que sucedió, exploté y me detuve y flotando en el agua grité: “¡ya no puedo más, ya no puedo seguir!”, y en ese instante, lágrimas enormes llenaron mis googles de agua con sal, igual que la del mar, ¡me estaba dando por vencida!
En un instante de lucidez, decidí nadar media hora más…. solamente media hora más…
Cuando regresé a México, me aventuré a escribir mi historia y la plasmé en Días Azules, un libro salpicado de lágrimas y sonrisas, lleno de mar y amor.