¡Honor a quien honor merece!
Hace unos días, mi mamá me dijo: “¡Mariel, me voy al hospital!” Al escuchar sus palabras me puse pálida y pregunté si se sentía mal o qué pasaba y me dijo: “¡yo soy enfermera y me voy a ayudar!”
No podemos salir a la calle a ayudar pero, me impactó la entrega y solidaridad de mi mamá, de querer estar ahí, en la primera línea de combate, hombro con hombro con las y los demás, los suyos, el personal de enfermería que no solamente hoy, en estos tiempos tan complicados están ahí al pie del cañón, sino siempre.
Yo nací textualmente, en un hospital, mi mamá enfermera y mi papá doctor, y crecí, sintiendo su amor por su profesión, la persona que soy hoy tiene mucho de ambos, una fortaleza muy especial.
A todos ellos, mi agradecimiento y respeto por su compromiso y amor a su trabajo, el personal de enfermería, siempre da un paso al frente y en la batalla, se pone en la brecha por todos los demás.
Hace un momento, recibí un mensaje en mi celular: Mariel: soy enfermera y quiero ser parte de su taller En medio de la tormenta tu corazón en paz, porque cuando su mamá se enfermó yo la cuidé y estuve con ella. Casi me suelto llorado cuando leí su mensaje. ¡Gracias Reichel!
Gracias mami, por compartir durante toda tu vida, total entrega y dedicación con tanto amor por ser enfermera, porque no solo lo fuiste en el hospital, lo has sido cada día de tu vida, y en especial para mi. Este taller que haré en próximos días, como una forma de compartir de manera virtual, innovando en una época de crisis, para buscar nuevas oportunidades, será en tu honor, porque ¡honor a quien honor merece!