A un año…
A un año del día más triste de mi vida, la vida sigue…
¿Qué me ha dejado este año?
La fortaleza de dos pilares que me han acompañado cada día, Andrea y Lalo. La vida nos cambió de una manera en que nunca imaginamos y sin embargo, cada día he aprendido de ellos que la vida sigue, que cada mañana estamos frente a una reto nuevo, que cada día es diferente y cada vez que veo sus ojos, un brillo especial de amor llena mi corazón.
No obstante las dificultades, veo en Lalo y Andrea una manera de vivir que me asombra y me emociona porque ha sido su amor y cariño el ingrediente que nos ha sostenido a los tres, pero ha sido un amor especial que nos llena de paz. Y es que es esa paz que sobrepasa todo entendimiento y que al confiar en Dios ha llenado nuestra vida. He visto un crecimiento especial en ambos, una fe en Dios, que nos ha unido pero sobretodo que nos ha permitido seguir caminando confiados de que lo mejor está por venir. A veces no entendemos las circunstancias que nos suceden en la vida pero por ahí dicen que para los que confían en Dios, todo es para bien, nuestra mente humana no lo entiende y sin duda alguna, confiar en Dios nos ha ayudado a crecer y a seguir caminando con mucha alegría porque la vida sigue y la bendición de Dios está con nosotros.
Hoy, agradecemos por cada minuto y cada momento que vivimos con Eduardo y lo recordamos con mucho amor. Hoy, yo, como mamá, le agradezco a Dios por estos dos pilares de mi vida, Lalo y Andrea. Mis hijos no se cansan y cada día tienen nuevas fuerzas, renovadas, porque confían Dios y cada día de su vida será de gran bendición. Mi admiración y respeto para ellos. ¡Es un privilegio ser su mamá! Gracias!!