Un gran abrazo de mar…

Después de una semana triste, decidí hacer un viaje con mis hijos… Un viaje a la playa que me ayude a retomar proyectos y ponerle un poco de sal de mar a mi vida …
El jueves pasado viajamos de la cuidad de México a Cancun y de ahí a Isla Holbox.. Cuando llegamos al muelle de Chiquila para abordar el ferry a la isla, se nos notaba el cansancio y veníamos cargando la pesadumbre de la cuidad; hasta la chamarra con la que habíamos salido unas horas antes nos estorbaba y nos pesaba. Al subirnos al Ferry, la humedad y el olor a mar nos dieron una bienvenida pegajosa y con mucho calor.
Al desembarcar en la Isla, recorrimos un camino de tierra que nos llevó hasta frente al hotel y la playa y justo entonces descubrí la magia del lugar…!paraíso perdido! Aquel paraíso que perdí en algún lugar de mi infancia, se me hacía real y lo tenía frente a mis ojos .. !La playa más hermosa que solo había visitado en sueños!
Unos cuantos días en este lugar me ha ayudado a retomar proyectos, sueños perdidos y sobretodo la confianza que se me había desmoronado y no encontraba la manera de recuperarla …
En este mar, he nadado más kilómetros cada día que el mismísimo tiburón ballena… Entre ocho y diez kms cada día; recorro desde mi hotel hasta el muelle principal y hasta el último hotel de la zona al menos dos veces al día y eso suma un kilometraje que me ha ayudado a recuperar entrenamiento para hacer un nado largo como será el Estrecho de Tsugaru. La confianza la he reencontrado nadando con mis hijos. Al menos una vez al día, ya sea Lalo o Andrea, me acompañan nadando junto a mí un tramo y cuando no, caminan por la playa mientras yo nado… Seguramente ellos no se dan cuenta de lo que esto significa para mí pero su apoyo me ha reencontrado con lo que se había desmoronado .. Ayer, fuimos a nadar de una forma diferente, los tres juntos, de la mano, emocionados y al mismo tiempo nerviosos de lo que veríamos mientras nadábamos para encontrarnos frente a frente con uno de los animales más hermosos de este planeta, el Tiburón Ballena! Para los tres fue un encuentro espectacular, único, que durará en nuestra memoria mucho tiempo … Para mí, nadar a un lado del Tiburón Ballena, de la mano de Andrea y Lalo del otro lado, disfrutando poder recorrer un cachito de mar con varios de estos animales perdurará en mi
memoria para siempre y si algún día mi mente comienza a borrase, le pido a Andrea y a Lalo que me den la mano y me aprieten fuerte para recordarme que juntos, de la mano, nadamos con el tiburón ballena y de esta forma reencontramos la confianza que se nos había perdido.. Hoy, cierro los ojos y revivo el momento en que nadamos juntos, en silencio, en un mar azul profundo en el que por varios minutos, solo existimos mis hijos y yo, tomados de la mano y varios tiburones ballena, que nos rodeaban como abrazándonos en un gran abrazo de mar.

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