Ten siempre un lugar y un momento especial…
Un fin de semana de mucho aprendizaje…
Durante todo el año, he entrenado para intentar en julio próximo, un cruce a nado al Estrecho de Molokai, en Hawaii. Este será un evento de muchas horas ya que la distancia en línea recta de Molokai a Oahu son más de 40 kms, y muchas veces me he preguntado si estaré lista para pasar tantas horas nadando…
El viernes pasado, tenía planeado nadar 10 horas en la bahía de Acapulco, pensando en superar el entrenamiento de marzo en el que nadé 8 horas, pensé que sería complicado por el esfuerzo de nadar 10 horas…. mucha cabeza para este día…
Empiezo a nadar y antes de la primera media hora, varias aguamalas ya me han picado… me arden los brazos y las axilas, trato de esquivarlas pero no hay forma, creo que estoy nadando dentro de una sopa de aguamalas, al momento de meter la brazada, una más y esta me duele y !mucho! Me detengo y me quejo de que las aguamalas están acabando conmigo….trato de calmarme y sigo unos minutos más hasta que escucho el silbato de la lancha que indica que toca abastecimiento y me arde todo el cuerpo y no quiero nada, solo quiero seguir nadando para salirme de la zona de las aguamalas… avanzo unos 15 minutos más, muy incómoda y con mucho dolor y en eso siento un fuerte dolor en la cara y en ese momento me empiezo a marear y todo me da vueltas, tengo un escalofrío muy extraño y grito : “me siento muy mal” y empiezo a vomitar… no puedo parar de vomitar y además las aguamalas me siguen quemando…
Repito en mi mente…”respira, respira”, pero sigo con arcadas y vómito…. “esto nunca me había pasado antes… calma, respira, respira” y escucho un grito de la lancha, es Gela que me dice que me acerque y me tome un Avapena y le digo que no, no puedo… apenas puedo respirar y trato de seguir nadando para volver a caer en lo mismo, más malestar y después de unos minutos, vuelvo a escuchar el grito de Gela que en realidad es una orden que me indica que me tome los medicamentos que me va a pasar, que me acerque a la lancha en ese momento…y así lo hago y pone en mi mano dos pastillas que de manera automática me las llevo a la boca pensando que no tiene sentido que no voy a poder seguir….
Le doy dos tragos a una bebida hidratante para tomarme las pastillas y sintiéndome desolada doy un par de brazadas… creo que con la cabeza abajo del agua me siento menos mal… sigo nadando y quiero salirme de la bahía y nadar en mar abierto porque intuyo que ahi habrá menos aguamalas…sigo nadando y sin darme cuenta me siento mejor…los piquetes de aguamala me duelen pero me siento mejor… en mi mente repito: “Mariel, no pienses, no te quejes, solo nada y siente mucho amor… ”
Unos días antes de viajar a Acapulco, alguien me dijo que siempre tenga un lugar y un momento especial para quejarme de cualquier situación que me angustie o me preocupe, y que solo en ese momento y lugar “escupa” todo aquello que me produce dolor o malestar o preocupación …. ese lugar no es en el mar y mucho menos nadando así que guardo todo lo mal que me siento y el dolor de las aguamalas y las quejas para otro momento y sigo nadando…
Así pasaron 8 horas y logré terminar cerca de las dos de la mañana, uno de los entrenamientos más complicados que he tenido en toda mi vida… cuando me subí a la lancha, a media noche, textualmente brillaba, y Nora me explicó la razón; los millones de organismos bioluminiscentes del mar impregnados en mi traje de baño… También por otra razón, aprendí mucho esa noche y me sentí muy orgullosa de lo que había hecho, tanto, ¡que brillaba!
¡Gracias René, Nora, Gela, Arleen, Miguel, Gabriel y Javierito, por compartir conmigo esta lección de vida!