Una brazada a la vez…. y ¡sin tropiezos!


Un día, hace mucho tiempo alguien me dijo: “Que tus tropiezos  sean el termómetro de tu éxito…”

Ese día, al escuchar esta frase, no alancé a entender su significado y hoy, muchos años después, lo puedo ver con claridad, y es que hoy, textualmente me tropecé y me caí al suelo.  Tenía agendada una reunión y quería llegar a tiempo. Llegué temprano al lugar acordado, me estacioné y me bajé del coche con prisa y cargando mi bolsa y mis cosas. Al empezar a caminar me tropecé con un adoquín más alto que los demás y sin control fui a dar al suelo. Las cosas que traía en mi bolsa se  salieron y quedaron regadas en la calle, los papeles que traía en la otra mano, lo mismo y yo, aterricé casi sin poder meter las manos. En un instante, el mundo me dio vueltas… por un lado me dolía la rodilla y el brazo y por otro lado, lo único que quería hacer era levantarme lo más rápido posible y seguir caminando para llegar a mi reunión. Así lo hice, me levanté rápidamente, recogí mi bolsa y mis documentos, me sacudí el polvo de mi vestido y seguí caminando…

Por la tarde, cuando recapacité sobre lo que me había sucedido, recordé lo de los tropiezos y el éxito y me reí sola, visualicé mi tropiezo y la caída, al mismo tiempo que en mi cabeza pasaba la escena de levantarme lo más rápido posible para seguir adelante y es en ese punto, justamente cuando recapacité sobre el termómetro y así lo veo: los tropiezos y las caídas son inevitables en algún momento de nuestra vida, y el levantarnos y seguir adelante depende de la actitud con la que enfrentemos esos tropiezos. de tal forma que esa actitud es la que se convierte en el termómetro.

Me ha tomado tiempo y el proceso no ha sido fácil pero he aprendido en el camino. Mi termómetro me ha enseñado que no obstante el tropiezo, es importante que la temperatura no suba  a tal grado que me impida seguir adelante, más bien, que el éxito dependerá no de los objetivos o de las metas que me he propuesto sino, de que mi actitud, me permita seguir trabajando para hacer realidad esos sueños.

En el agua no te caes pero si puedes tropezarte… espero que mi termómetro esté listo siempre para que no suba la temperatura y pueda seguir nadando hasta lograr mis metas… ¡Una brazada a la vez!