La muerte en mi vida…

 

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Después de mi llegada a México, a mi regreso de Japón, mi experiencia de lo que sucedió en Tsugaru ha cobrado un peso específico de muchísimo valor. ¿Será que la combinación de todo lo que sucedió me deja un aprendizaje especial? El no haber logrado el nado me llevó a un lugar emocional complicado, por un lado la sensación de fracaso pero por otro lado, una sensación de haber aprendido algo. Todo esto me ha enseñado que ahí voy, en un proceso en el que he madurado y he podido ver que más allá del nado al Estrecho de Tsugaru, Japón trajo a mi vida, la oportunidad de crecer.

Un poco, sin saber cuál era ese aprendizaje, y en torno a estas fechas, hace unos días, una persona me preguntó: ¿qué significa la muerte en tu vida? En cuanto escuché la pregunta me quedé helada…., no supe qué contestar y me abstuve de hacerlo, preferí decir que lo pensaría y respondería en otra ocasión.

En los siguientes dos o tres días, he traído la pregunta en la cabeza y me ha llevado a reflexionar en  relación al tema, de inicio, como “algo” que no quiero cerca y entre más lejos esté de mí, mejor; y sin embargo, al darle más vueltas al asunto he recapacitado y me doy cuenta que en los últimos 5 años la he tenido muy de cerca. En estos años han fallecido personas muy queridas, entre otros, mi abuela María, mi papá y mi esposo… digamos que “la innombrable”, ha estado haciendo su chamba. Recapacito un poco más y veo cómo la muerte de estas tres personas ha significado un parteaguas en mi vida.  También recuerdo que no pude hacerlo con mi abuela y mi papá, pero sí con Eduardo, llevarlo de la mano por ese camino hasta cruzar el umbral en el que la vida dejar de ser y en ese instante, llega ella y le da la mano para llevarlo consigo. Hoy me parece que todas las personas tendríamos que tener ese privilegio, el de dejar este mundo tomados de la mano de nuestros seres queridos, acompañándonos hasta la otra orilla. Hoy, después de reflexionar puedo contestar, que la muerte es un camino de la vida, es parte de ella y tendría que ser, como la vida misma un instante mágico de transformación y sobretodo de mucho amor y toda la paz.

Me parece que la vida y la muerte trabajan juntas, mientras una va guiando a unos por un camino nuevo de mucha paz, la otra va recibiendo a otros por un camino que inicia y ambas tienen el privilegio de que ese camino esté iluminado por mucha luz.

Para los que estamos a la mitad del camino, sin saber de qué punto estamos más cerca, deseo que sea un camino de amor que conecte ambos puntos y que en el trayecto, podamos crecer. Hoy me queda claro, que mi experiencia en el Estrecho de Tsugaru, fue precisamente para eso, para crecer y para fortalecer ese camino de mucho amor para todo lo que venga por delante en mi vida.

Y, como dicen por ahí, ” Si nadando me encuentra La Parca”, pues a patear duro y sin tragar tanta agua, invitarla a nadar conmigo, por todo el mar. Y si me encuentra fuera del agua, que me sorprenda con muchas ganas de volar y que, al menos, un clavado me deje echar, para nadar por siempre, en su infinito mar.”

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