Un rio de libertad y mucha paz…

“No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente….” Virgina Woolf…

Ayer marché en Las Estacas… Mientras miles de mujeres marchaban en diferentes ciudades alrededor de mundo, como Ivanna mi prima en Los Angeles, Patty V. en Washington y ríos de mujeres  en muchos países,  yo lo hice, nadando.

Hemos recorrido miles de kilómetros de inconformidad, pero no solo ayer, con las diferentes marchas, sino a lo largo de la historia, y justo cuando pensábamos que  en Estados Unidos se había logrado alcanzar un lugar de igualdad y reconocimiento, que permearía hacía otros países, justo en este momento del desarrollo y crecimiento humano, llega alguien a decir de manera autoritaria un rotundo “NO”.   Me entristece pensar en todo el esfuerzo y camino recorrido por tantas mujeres que dieron un paso al frente para hacerse valer, para dejar de ser parte de un género anónimo, para transformar ese género en una fortaleza, en mujeres que hemos crecido para lograr nuestros sueños, y cómo en menos de un par de meses, ese camino construido a base de todo el compromiso, determinación, valentía y pasión de muchas mujeres que dejaron su vida en ello, o han luchado cada uno de sus días, se ve totalmente amenazado.

Ayer mientras nadaba en el río Las Estacas, me sentí parte de ese río de personas que marcharon de manera global  alrededor del mundo, formando el río de inconformidad más largo jamás imaginado, en contra del autoritarismo; al igual que yo, estoy segura que cada persona que marchó, miles de mujeres, pero también miles de hombres al rededor del mundo, cada uno hicimos en nuestra mente un recuento del esfuerzo pero también del dolor que un “NO” autoritario ha significado en nuestra vida, pero también un recuento de lo que queremos hacía adelante… en mi caso, yo quiero para mi hija Andrea y para Lalo también, la libertad de la que habla Virginia Woolf, que no haya nada ni nadie,  que los haga detenerse para lograr sus sueños… y si nacieron libres, que no haya nada ni nadie, que ponga en riesgo esa libertad que los lleve a crecer, a fortalecerse, a aprender, a compartir, y sobretodo a amar la vida, cada día y cada momento.  Que este río de voluntad que ayer fluyó por todo el mundo, traigas nuevas aguas de mucha libertad y mucha paz.