El día de hoy, Andrea, al igual que muchos niños y jóvenes de primaria y bachillerato, no tuvo clases, no hubo escuela, y pasé la mañana con ella. Platicamos de lo que está sucediendo y en un momento Andrea me preguntó: “Mamá, ¿no tienes miedo?”….  me quedé un instante en silencio, parecía que el mundo se había detenido y en mi cabeza retumbaba su pregunta:

Mamá, ¿no tienes miedo?

No Andrea, no tengo miedo.  No tengo miedo pero sí es momento de hacer a un lado todo aquello que le ha estorbado a México durante muchos años. Es momento de hacer a un lado la desidia y la apatía mediante compromiso y trabajo; es momento de quitar la mentira y corrupción mediante honestidad y esfuerzo, es tiempo de dejar a un lado la duda de pensar si podemos o no lograr algo, mediante la convicción de sabernos capaces de dar pasos al frente, de decir “sí puedo”, de quitar la mediocridad y convertirla en determinación; de dejar de culpar a otros por lo que nos sucede, y hacernos responsables de lo que debemos hacer, de trabajar mucho más allá de lo que pensamos que somos capaces, de dejar una huella de lealtad, trabajo, esfuerzo, compromiso, determinación, constancia, disciplina que es lo único que engrandece a un país.  y quien lo hace es cada una de las personas que somos México… empezando por ti y por mi… tu dime Andrea, ¿tu tienes miedo?” Y su respuesta fue tal cual…”No mamá, no tengo miedo, tengo ganas de ser parte de esa huella que haga grande a este país.”

Y tu, ¿tienes miedo?  Dejémos el miedo, la incertidumbre, la duda, la angustía y todo aquello que nos estorba a cada uno,  en el bote de la basura,  y tengamos la certeza de que somos capaces de ser parte de esa huella que marque a México con honestidad, lealtad, esfuerzo, compromiso, trabajo determinación y quede claro para el mundo entero que esa huella la formamos todos los que queremos y somos parte de este país.