Muchos años para seguir nadando juntos…

Saliendo de nadar, con mil cosas en la cabeza, me encuentro con una amiga que me dice, “¡Mariel,  hace mucho que no escribes!” Le comento que he tenido mucho trabajo y me voy corriendo para seguir el día que tenía con muchas actividades. Marzo es un mes que me ha tenido con mucho trabajo, cosa que agradezco, pero también es un mes lleno de días que emocionalmente, este año me han mantenido con el corazón latiendo a tope: el 2 de marzo una cirugía a mi mamá, quien es una guerrera extraordinaria y entró al hospital con todo el ánimo y su  recuperación ha sido increíble, tres días después,  el aniversario luctuoso de mi papá el día 5 y el cumpleaños de Lalo, dos días después, el día 7.

Muchas emociones en tan poquitos días, mi corazón latiendo fuerte, por una parte cierto temor por la cirugía de mi mamá, por otro lado, nostalgia y un dejo de tristeza al recordar a mi papá y lo mucho que lo he extrañado y una tercera vertiente, ¡el cumpleaños 18 de Lalo!

Yo quería organizar para Lalo un festejo especial con su familia y algunos amigos para celebrar sus 18 años y así lo hicimos en una comida en familia el día de ayer, sin embargo el lunes en la noche, la previa al mero día de su cumple, no podía dormir, pensaba en todo lo que cada uno de sus días ha significado en mi vida, desde su embarazo y cómo crecía dentro de mí, hasta el día en que nació y supe mi vida tenía un sentido nuevo y especial a partir de ese momento. Cerré los ojos y sentí el ultimo momento que estuvo dentro de mí y su primer grito de vida, recuerdo su olor, sin poderlo tocar aún, a los pocos segundo de haber nacido, si podía verlo y olerlo y hoy mantengo ese olor como la esencia de lo que a mí me mantiene viva cada día.

Al amanecer, Andrea y yo entramos a su cuarto con un pastelito con velas para cantarle las Mañanitas y al acercarme a él, lo abracé y lo olí, y como ese primer día de vida, mi corazón se desbordó de amor y lo abracé muy fuerte. Andrea y yo lo abrazamos y a los pocos minutos le dije, prepárate porque vamos a celebrar, su respuesta fue que era muy temprano y que todavía quería dormir otro rato y le dije que este era un festejo especial que teníamos que hacer muy temprano… Nadamos 18 cienes juntos. Uno por cada año de su vida, 18 cienes nadando los dos y celebrando su cumpleaños. Al final le dije que esta sería la forma de celebrar cada cumpleaños, y me parece que será la mejor forma de celebrar no solo los cumpleaños de Lalo, sino también los de Andrea y los míos. Que cada año y cada cumpleaños, podamos nadar muchos kilómetros juntos, ¡celebrando la vida!

Al salir del agua, nos abrazamos y le dije: No dejes de sonreír cada día, de amar profundamente, de comprometerte, de intentarlo hasta lograrlo, de ser valiente, de levantarte cuando te caigas, de ver con el corazón lo relevante de la vida, de abrazarnos a los que te queremos, de recordar a tu papá siempre, de volar y lograr tus metas… sueña con los ojos abiertos, venciendo los obstáculos que se te presenten en el camino, y haciendo tu mejor esfuerzo cada día para hacer tus sueños realidad. ¡Feliz Cumpleaños Lalo, te quiero!